viernes, 15 de marzo de 2013

Siempre es el tiempo.

Lo que antes te sorprendía ahora se ha convertido en rutina, una rutina que encierra sin barrotes.
Un círculo vicioso que vuelve al inicio cuando menos lo deseas.
 
La delgada línea entre lo correcto y el impulso de cerrar los ojos y dar el paso sin pensarlo.  Antes de que el momento se quiebre y los trocitos despedacen cada minuto que pasa, sin detenerse, sin preguntarse para qué seguir. ¿Y si el día de mañana no existe? ¿Y si hemos estado malgastando nuestro tiempo?
Llegará el día.
Algún día.
No me decepciones.


Los secretos merecen ser llamados secretos cuando se guardan para uno mismo.
En el momento en el que se cuentan pierden toda la magia.
Y yo estoy que reboso de ella.

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