“No hace falta que
vayas al cementerio a rezarle un padrenuestro al abuelo, él ni siquiera te va a
escuchar ya. Me conformo con que pases a ver a la abuela de vez en cuando, te
sientes a su lado y la hagas reír con cualquier tontería de las tuyas. Ella sí
que te va a escuchar y va a disfrutar de tu compañía. Lo que no debes hacer es olvidarla
ahora y después llevarle flores a su sepultura. Eso sí, nunca te olvides de
ninguno de los dos, cada uno a su manera, porque aunque uno ya no esté con nosotros, debe seguir
vivo en nuestra mente y en nuestros corazones.”
Las flores, en vida.