jueves, 27 de diciembre de 2012

Ojalá todo fuese al revés.


La que pierde no es la que sonríe ante los problemas, es la que los enfrenta. La que pierde no es la que tiene miedo a la verdad, es la que decide vencerla. La que pierde no es la que ignora, es la que continúa poniendo la otra mejilla. Por desgracia eso es lo que me ha enseñado el tiempo.
Yo soy de las que no quieren recibir palabras amables de la gente que tiene cuchillos en la mano que esconde a la espalda. Yo soy de las que ponen la mano en el fuego por confiar en ti, y eres tú la que dejas que se queme; nadie es capaz de retirármela. La sinceridad se perdió cuando decidimos arreglarlo todo, sin saber que ésta es la base que sustentaba nuestro escenario.
Para algunas personas les es demasiado difícil comerse su orgullo. La conciencia tranquila es lo único que me queda a mí cuando lo hago. Baja la mano, la voz, pero no te escondas y te rías. Yo sólo cumplo con el deber que me dicta el corazón; algunas personas ya ni siquiera lo sienten latir en el pecho.
Quizás el tiempo me haga cambiar de parecer. Quizás al final, yo, la que siempre pierde, acabe ganando la guerra por ser fiel a lo que soy. Mientras tanto crucemos los dedos y esperemos que el chaleco antibalas sea lo suficientemente resistente para superar los daños.

 
 
 
 
"Los que decimos la verdad siempre hemos sido juzgados con dureza.
Copérnico, Galileo...
Lo acepto como algo que va conmigo".
Bones
 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Rotos los esquemas

Acabas los días tal y como los empezaste, con ojeras que llegan hasta el suelo
 y con la certeza de que todo seguirá tal y como ha sido siendo hasta ahora.
Ningún cambio, ninguna ligera modificación. Malgastas tus días sin poder
parar las lágrimas que tropiezan con tu mejilla mientras te susurran que este,
tal vez, no sea el camino correcto.


Entonces llega el día.
Un día cualquiera notas cómo el aire fresco te renueva la garganta y puedes gritar libre.
Gracias por tambalear de nuevo mi mundo.