viernes, 20 de enero de 2012

Nada es para siempre

Nada es para siempre. Todos lo sabemos, incluido tú. Este momento, el que estás viviendo ahora, no volverá a repetirse. Nos rodeamos de personas sin pensar que un día nos faltarán, iremos en su busca y se habrán marchado. 

Nuestras vidas se mantienen unidas, por ahora. Simplemente sé que no será para siempre; acabaremos desgarrándonos la piel. Estos hilos que parecen unirnos tan fuertemente, se debilitarán. Y terminarán rompiéndose. No creo en el destino, pero si creyese, te aseguraría que el mío no está a tu lado. 

Quiero decirte algo. Riamos ahora, ya lloraremos después. Aprovechemos el momento. Dime que hoy soy especial para ti. Pon mi mano en tu corazón y nota cómo se acelera. Prométeme que en el futuro, cada vez que lo oigas latir así, me recordarás con una sonrisa en los labios. Pero nunca con lágrimas en los ojos. 




Quiero amarte hoy por si no hay mañana. 

lunes, 16 de enero de 2012

Carpo, metacarpo, falanges

Inconformista por naturaleza, siempre opto por conseguir lo mejor. Quizás sea por eso por lo que no tenga nada, ya que lo mejor nunca estuvo al alcance de mi mano. Y por más que me esfuerce y estire el brazo, jamás llegaré a obtenerlo.


Delirium

Me atraviesa un filo agudo de tristeza, veloz y profundo. Supongo que tenía que suceder en un momento u otro. Siempre supe que ocurriría. Todas las personas en quienes confías, todas aquellas con las que crees que puedes contar, te acaban decepcionando. Cuando la gente actúa a su libre albedrío, miente y guarda secretos, cambia y desaparece; algunos, tras una cara o una personalidad distintas; otros, tras una densa niebla o tirándose por un acantilado. 


Delirium - Lauren Oliver

domingo, 1 de enero de 2012

Existencia efímera

Un vínculo se rompe. Una sonrisa desaparece. La tuya permanece, recordándole al mundo que sigues siendo más fuerte que yo, que a ti aún te quedan ganas de vivir. Si te caes, yo te cojo de la mano antes de que te des cuenta de que estás en el suelo, pero dime ¿quién me recoge a mí? Me dejas ver que nadie se salva al egoísmo intrínseco del ser humano. Ni siquiera tú.

Destrozada por dentro, ya no consigo reconstruir lo que en un momento de lucidez me pareció ver que era interés por mí. No quiero sentirme así ni un día más, como si tu propia vida se volviese en tu contra y no te permitiese coger aire para tener energía con la que seguir existiendo. 

Pero... ¿qué más da? Si yo ya ni siquiera existo.