y con la certeza de que todo seguirá tal y como ha sido siendo hasta ahora.
Ningún cambio, ninguna ligera modificación. Malgastas tus días sin poder
parar las lágrimas que tropiezan con tu mejilla mientras te susurran que este,
tal vez, no sea el camino correcto.
Entonces llega el día.
Un día cualquiera notas cómo el aire fresco te renueva la garganta y puedes gritar libre.
Gracias por tambalear de nuevo mi mundo.
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