- - Ven, siéntate a
mi lado. Quiero confesarte algo. Quizás no me creas, quizás pienses que soy una
estúpida, incluso puede que creas que soy una loca y que salgas corriendo, pero
necesito contártelo. Allá voy. Soy un hada. Sí, puede que no tenga alas, que no
viva en el bosque, ni que sea tan linda como campanilla. Los cuentos, las
leyendas, la televisión e internet han hecho mucho daño a nuestra imagen. Vivimos
en vosotros, en todo aquel que conserva ese espíritu libre e inocente. Creer en
nosotras significa creer en los sueños. Creer en un mundo en el que todo es
posible. Por eso soy el hada de los sueños. Tengo la capacidad de imaginar lo
inimaginable, de crear sueños imposibles. No son de esos sueños que brotan mientras
duermes, pueden colarse pesadillas que te desgastan la vida. Los sueños que yo
creo son aquellos que mantienen viva a la humanidad. Esos sueños a los que les
ofreces toda tu energía para verlos cumplidos, pero que acaban desapareciendo
cuando vuestras fuerzas flaquean. Hay una sola razón por la que te cuento todo esto.
Yo puedo conseguir que esos sueños se cumplan, puedo hacerlos realidad. Pero me
falta algo. Me falta la varita mágica para darle el toque final y que todos
esos sueños se liberen por el mundo. Tú eres el único que puede ayudarme a
conseguirlo. La varita mágica se llama felicidad y está dividida en dos partes;
tú única función es unir ambas. Una está en tu corazón. Adivina dónde está la
otra.
- - En el tuyo.
Si puedes crear todo eso, puedes encontrarla, porque la tienes... si no, no sabrías que la necesitas. La varita la tienes tú, seguro, escondida por ahí, búscala, :).
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