Me cabrea, y mucho, que los
demás consigan lo que quieren y yo no. Que haga el esfuerzo de jugar limpio
mientras tú arrasas con todo para salir triunfante en cualquier situación. Que
me sienta indefensa ante tu juego de aniquilar los sentimientos de los demás. Pero
lo que más me cabrea es que yo forme parte de ese grupo que te rodea y acabe destrozada
mientras tú me sonríes e intentas convencerme de que eres como yo.
No lo eres. Y no lo serás nunca.